Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

16.1.22

La devoción de la flor a María



Cuántos veces seguramente te habrán venido deseos de ser verdaderamente devoto de Nuestra Señora, oyendo ponderar las excelencias de la devoción a María, y temor de que tu devoción no sea verdadera.

Muchas prácticas hay para ejercitar esta devoción, pero una de las más deliciosas es la llamada "Flor de María", que en efecto, es la flor de entre las flores tal vez de las devociones marianas. Y se llama "La Flor" porque precisamente consiste en ofrecer todos los días a la Virgen una flor, es decir, un obsequio, un acto de alguna virtud, practicada por amor a María.

Se practica este acto durante el día, y a la noche se le ofrece a la Virgen, con esta o con otra oración parecida:

Azucena sin mancha, Rosa de Jericó, Flor sin espinas de la que nació el fruto divino de Jesús. Yo te suplico humildemente que te dignes aceptar el obsequio que hoy he hecho en tu honor, y la flor que te he cogido para tu gloria. Dame en cambio tu bendición, sálvame y santifícame.

Avemaría.


Luego, para más constancia se apunta el obsequio que se ha realizado en un cuadernito cada día, con una raya sencilla o con el número del obsequio que se ha hecho, o de "La Flor" que se ha escogido para ofrecer a la Virgen.

Si no eres todo lo buen cristiano que deberías, ofrece a la Virgen vencer alguna pasión o tentación. Por ejemplo, vencer una tentación deshonesta, evitar una mala conversación, romper un mal libro, no ir a un espectáculo banal o malo...

Si eres un cristiano más ferviente o más avanzado, ofrece otros actos mejores, como no cometer algunos pecados veniales, vencer algunas pasiones, evitar algunos defectos, practicar alguna obra de caridad o de virtud.

Si tienes ánimo y poder, ofrece algún obsequio extraordinario alguna vez

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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