¿Qué negocios tengo? ¿Demasiados? ¿Demasiado pocos? ¿Superiores a mis fuerzas? ¿Me convendría tener menos para dedicarme más a Dios, al prójimo, al descanso, a la salud, a mis familia, a mi cultura o a otras obras buenas?
¿Son negocios dignos, o bajos, sucios, comprometidos, injustos o/y peligrosos?
¿Los llevo bien, al día, ajustados o descuidados? ¿Los tengo arreglados para caso de muerte? ¿Tengo hecho el testamento? ¿Tengo arregladas las cosas para mi familia, para mis hijos, el día en que yo les falte?
¿Tengo demasiado afán de lucro? ¿Gano demasiado? ¿Soy en el negocio interesado, venal, exigente, fraudulento, injusto, sobornador?
¿Tengo deudas? ¿Y pudiendo, no las pago? Procura no tener nunca ninguna deuda. ¿Gasto sin tener dinero para hacerlo? No gastes hasta tener el dinero en la mano.
¿Dejo para mañana las cosas? No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
¿Tengo demasiados servidores? Lo que tú puedas hacer por ti, no lo hagas por otros.
¿Puedo dar trabajo además, a otros, por caridad? Esta es la mejor limosna que podrías hacer.
¿Tengo pleitos? Más vale un mediano arreglo que un buen pleito.
¿Me gusta engañar? El que engaña, a nadie engaña antes que a sí mismo.
¿Soy astuto? La astucia es moneda falsa y la sinceridad es oro.
¿Tengo negocios ajenos? ¿Soy administrador, tutor, consejero, gerente, albacea? Y, ¿cómo los llevo? ¿Con fidelidad, diligencia, justicia?
¿Me estoy arruinando? ¿Y qué hago? ¿Sé cual es mi deber? ¿Consulto qué debo hacer? ¿Obro dignamente?
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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