¿Quién ha hecho las cosas? ¿Quién ha hecho todo lo que hay fuera de mí?
El mismo que me ha hecho a mí: Dios. Dios las hizo, Dios las está haciendo siempre, como a mí.
Dios es, pues, el Señor, el amo de todo.
¿Para quién ha hecho Dios tantas cosas?
Para mí, para el hombre.
¿Para mi gusto? ¿Para mi capricho?
No, para que me sirvan para mi fin de vivir y perfeccionarme, cumpliendo mis obligaciones, y salvarme.
¿Puedo usar de ellas?
Puedo "tanto cuanto" me ayuden y "siempre cuando" me ayuden para cumplir mi deber y salvarme.
Cuando me impidan cumplir con mi deber, debo dejarlas para otro o para otra ocasión en que me sirvan.
No están las cosas para que yo use de ellas sin razón, por gusto, por capricho. Sino para que me valga de ellas cuanto me sirvan y cuando me sirvan para mi bien que, en esta vida, es servir a Dios y prepararme la gloria.
Luego hay tres reglas falsas del mundo y tres reglas verdaderas de la razón y de Dios.
Las tres reglas del mundo son:
- Usar de las cosas tanto cuanto me deleiten; para el placer.
- Usar de las cosas cuanto me honren; para el honor.
- Usar de las cosas tanto cuanto me enriquezcan; para la riqueza.
Las tres reglas de la razón son:
- Usar de las cosas tanto cuanto me ayuden a servir a Dios.
- Abstenerme de las cosas tanto cuanto me impidan servir a Dios.
- Cuando ni me ayuden, ni me impidan, soy libre, estar indiferente.
Y es que no estoy en el mundo para enriquecerme, ni para adquirir gloria, ni para gozar. Estoy en el mundo para servir a Dios.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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