Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

14.8.21

Luces Matutinas: 2. Yo soy un criado



Vengo de Dios como todas las cosas. Él me dio el cuerpo por medio de mis padres, y me dio el alma sacándola él mismo de la nada, para ponerla en mi cuerpo y darme vida. Soy todo de Dios.

Mi cuerpo y mis sentidos son de Dios; mi alma y mis potencias son más de Dios si cabe.

No soy mío. No me hice yo a mí mismo. No me di yo a mí mismo. Dios me ha dado a mí.

Ni sólo me ha dado, sino que continuamente me está dando, porque si él apartara de mí su mano sustentadora, volvería al fondo de la nada.

Gracias a que fluye constantemente su influjo y acción divina, vivo y soy. Dios me está constantemente sosteniendo.

Como se apagaría una lámpara eléctrica si se apartase el contacto y dejase de fluir la corriente, tal me apagaría yo, se anonadaría mi ser, si Dios apartase de mí su contacto.

Yo, pues, soy de Dios. Soy de Dios todo. Soy de Dios siempre. No puedo dejar de ser de Dios, porque entonces dejaría de existir. Dejar de ser de Dios sería volver a no ser nada. En Él vivimos, en Él nos movemos, en Él somos.

Soy, pues, un criado de Dios. Mucho más que los criados humanos lo son de sus señores. Porque a los criados no se les da más que algo de sueldo, el sustento. Pero Dios a mí me está dando constantemente el ser, me está sustentando todo el ser, me está criando incesantemente.

Adora y reverencia a Dios, tu Señor, de quien dependes totalmente. Agradece y sirve a tu Dios, tu Amor, que te sostiene. Ama a Dios, tu Padre, que te ama y da el ser. Sé humilde ante Dios, y reconoce tu nada sin Él.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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