Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

23.8.21

Luces Matutinas: 11. Dies irae, dies illa



¡Día de ira! ¡Día de justicia! ¡Día de rigor es el día del juicio!

¡Yo seré juzgado!

¿Por quién? Por mi Señor Jesucristo. Por tanto he de amarle, he de servirle, he de confesarle, he de respetarle... Para entonces.

¿De qué he de ser juzgado? De todos mis actos buenos y malos, grandes y pequeños. Por tanto he de mirar lo que hago, porque todo queda anotado; he de reflexionar, he de examinar mi conducta. Y he de enmendar lo que esté mal hecho, para que allí junto a la deuda figure la paga, junto al pecado la penitencia, junto a la prevaricación la enmienda.

¿Según qué código he de ser juzgado? Según el Evangelio, no según el mundo. Según el código de la voluntad de Dios, no según el de la voluntad nuestra. Según la ley del Decálogo y la de la Iglesia y de la legítima autoridad, no según los usos malos del mundo, ni por lo que hacen todos, ni según la corriente o la moda. Por tanto he de atender a los juicios divinos, no a los respetos humanos, ni a los que hace y dice el mundo que hay que hacer.

¿Con rigor o con benignidad he de ser juzgado? Con justicia: sin excesivo rigor ni excesiva compasión. Como cada cosa sea. Por tanto no seas ni laxo ni remiso, ni angustioso ni escrupuloso.

¿Con qué sentencia? Con sentencia inapelable, de gloria eterna o de condenación eterna. Por tanto procura salir bien de este juicio donde o todo se pierde, o todo se gana.

¿Cuál será mi sentencia? Dime, cuando cortan el árbol, ¿de qué lado cae? De donde tiene los frutos y está más pesado. Tú, árbol de Dios, ¿tienes frutos de bendición hacia el paraíso? Hacia allá caerás. ¿Tienes frutos de maldición hacia el infierno? Hacia allá caerás. Por tanto si tienes frutos de maldición, pódate sin piedad, pódate a tiempo.

¿Cómo me darán la sentencia? De uno de estos dos modos, examínalos palabra por palabra:

- Ven, bendito de mi Padre, a recibir el reino que te está preparado desde el principio del mundo.

- Vete, maldito de mi Padre, al fuego eterno que se preparó para el diablo y sus ángeles.

Por tanto, piénsalos y elige el que te plazca. Ese se te dará.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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