Oh Dios, que haces justo al impío y no quieres la muerte del pecador, ruego a tu Majestad se digne protegerme con tu celestial asistencia, y conservar con tu continua protección a tu siervo que no confía sino en tu piedad, a fin de que sea siempre fiel a tu servicio, y ninguna tentación llegue a separarme de ti.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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