Miradme, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en vuestra santísima presencia; os ruego con el mayor fervor imprimáis en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados, y propósito firmísimo de enmendarme. Mientras, yo con todo el amor y con toda la compasión de mi alma y de la que soy capaz, voy considerando vuestras cinco llagas, teniendo presente aquello que dijo de Vos, ¡oh buen Jesús!, el santo profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos".
(Indulgencia plenaria con las debidas disposiciones: confesar, comulgar, y rezar por las intenciones del Papa delante de una imagen de Cristo crucificado).
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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