Para que tengamos más devoción es muy conveniten que consideremos quién viene a nosotros, a quién viene, y para qué viene. Y para este fin podemos reflexionar en una de las siguientes consideraciones para cada día.
- ¿Quién viene? ¿A quién viene? ¿Para qué viene?
1- Mi Dios a su criatura para divinizarme.
2- Mi Padre a su hijo díscolo para educarme.
3- Mi Rey a su vasallo para congratularme.
4- Mi Redentor al esclavo del pecado para liberarme.
5- Mi Jesús al perdido para salvarme.
6- Mi Señor al criado para darme órdenes.
7- Mi Buen Pastor a su oveja para guardarme.
8- Mi Maestro al ignorante para enseñarme.
9- Mi Médico al enfermo para sanarme.
10- Mi Amigo al convidado para acompañarme.
11- Mi hermano Abel a su hermano para perdonarme.
12- Mi Juez al pecador para absolverme.
13- Mi Sacerdote a mi corazón para santificarme.
14- Mi Vida al moribundo para reanimarme.
15- Mi Verdad al iluso para desengañarme.
16- Mi Camino al peregrino para guiarme al cielo.
17- Mi Vid al sarmiento para injertarme en sí.
18- Mi Pan de vida al hambriento para alimentarme.
19- Mi Sembrador a mi alma para sembrar gracias.
20- Mi Fuente al cansado para refrigerarme.
21- Mi Estrella al navegante para orientarme.
22- Mi Piloto a su nave para conducirme.
23- El Niño Jesús a mi pesebre para saber humillarme.
24- Mi Modelo a mi alma para moldearme.
25- Mi Crucificado al acomodado para enseñarme la cruz.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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