La práctica de los Siete Domingos a San José se puede hacer en cualquier época del año, pero es tradición hacerla los siete domingos antes del día de San José (19 de marzo).
Los santos padres han concedido indulgencias a quien realice esta práctica estos domingos.
- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.
Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.
Amén.
- Antífona:
Tenía Jesús al comenzar su vida pública unos treinta años, hijo, según se pensaba, de José.
Rogad por nosotros, San José.
Respuesta: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
- Sexto domingo. Sexto dolor y gozo.
Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis admirar al Rey de los Cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos: aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor de Arquelao, sin embargo tranquilizado luego por el ángel vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesucristo y María, y de morir también asistidos por ellos y por Vos.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
- Oraciones finales:
Acordaos, oh purísimo Esposo de María, oh dulce protector mío San José, que jamás se oyó decir que haya dejado de ser consolado uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro auxilio. Con esta confianza vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos fervorosamente, oh padre nutricio del Redentor. No desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas piadosamente. Amén.
Rogad por nosotros San José.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oremos:
Oh Dios, que por providencia inefable os dignásteis escoger al bienaventurado José para esposo de vuestra Santísima Madre, os suplicamos nos concedáis la gracia de que, venerándole en la tierra como a nuestro protector, merezcamos tenerle por intercesor en los cielos. Amén.
Rezar ahora un Padre Nuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Papa..
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