Virgen y Reina nuestra Carmelitana, María Santísima, que diste en tu Santo Escapulario a los que devotamente lo visten un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo, y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, me sea también este Escapulario defensa poderosa en esta mortal vida, para que en todas las tribulaciones, y riesgos, halle la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo.
Te ruego también al presente consiga lo que, por tu intercesión ante Jesucristo, especialmente te pido (dígase la gracia que se desea alcanzar). Te lo suplico, Señora de los carmelitas, humildemente diciendo:
(decir un Avemaría).
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