Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

27.4.17

San Nicolás de Tolentino, abogado de las almas del purgatorio


"Obra santa y piadosa es orar por los difuntos, para que descansen de sus penas". (2 Macab.).

"La devoción a la memoria de los muertos es una de las más bellas expresiones del sentimiento católico". Papa Juan XXIII.

"Ofrecer el sacrificio por el descanso de los difuntos (...) es una costumbre observada en el mundo entero. Por eso creemos que se trata de una costumbre enseñada por los mismos Apóstoles. En efecto, la Iglesia católica la observa en todas partes; y si ella no creyera que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos, no haría limosnas por sus almas, ni ofrecería por ellas el sacrificio a Dios". San Isidoro de Sevilla. Sobre los oficios eclesiásticos, 1.

"Debemos ayudar a los que se hallan en el purgatorio. Demasiado insensible sería quien no auxiliara a un ser querido encarcelado en la tierra; mas insensible es el que no auxilia a un amigo que esta en el purgatorio, pues no hay comparación entre las penas de este mundo y las de allí". Santo Tomás de Aquino. Sobre el Credo.

El nombre Nicolás significa: "Victorioso con el pueblo" (Nico = victorioso. Laos = pueblo). El sobrenombre Tolentino le vino de la ciudad italiana donde trabajó y murió. San Nicolás de Tolentino (Sant'Angelo in Pontano; 1245 - Tolentino; 10 de septiembre de 1305) fue un sacerdote, místico católico italiano y el primer santo de la Orden de San Agustín. Es patrono de los bebés, marineros, personas en trance de muerte, almas del purgatorio y de los animales enfermos.

Sus padres después de muchos años de matrimonio no tenían hijos, y para conseguir del cielo la gracia de que les llegara algún heredero, hicieron una peregrinación al santuario de San Nicolás de Bari. Al año siguiente nació este niño y en agradecimiento al santo que les había conseguido el regalo del cielo, le pusieron por nombre Nicolás.




Ya desde muy pequeño le gustaba alejarse del pueblo e irse a una cueva a orar. Cuando ya era joven, un día entró a un templo y allí estaba predicado un famoso fraile agustino, el sacerdote Reginaldo, el cual repetía aquellas palabras de San Juan: "No amen demasiado el mundo ni las cosas del mundo. Todo lo que es del mundo pasará". Estas palabras lo conmovieron y se propuso hacerse religioso. Pidió ser admitido como agustino, y bajo la dirección del presbítero Reginaldo hizo su noviciado en esa comunidad.

Ya religioso lo enviaron a hacer sus estudios de teología y en el seminario lo encargaron de repartir limosna a los pobres en la puerta del convento. Y era tan exagerado en repartir que fue acusado ante sus superiores. Pero antes de que le llegara la orden de destitución de ese oficio, sucedió que impuso sus manos sobre la cabeza de un niño que estaba gravemente enfermo diciéndole: "Dios te sanará", y el niño quedó instantáneamente curado. Desde entonces los superiores empezaron a pensar qué sería de este joven religioso en el futuro.

Ordenado sacerdote en el año 1270, se hizo famoso porque colocó sus manos sobre la cabeza de una mujer ciega y le dijo las mismas palabras que había dicho al niño, y la mujer recobró la vista inmediatamente.

Fue a visitar un convento de su comunidad y le pareció muy hermoso y muy confortable y dispuso pedir que lo dejaran allí, pero al llegar a la capilla oyó una voz que le decía: "A Tolentino, a Tolentino, allí perseverarás". Comunicó esta noticia a sus superiores, y a esa ciudad lo mandaron.

Al llegar a Tolentino se dio cuenta de que la ciudad estaba arruinada moralmente por una especie de guerra civil entre dos partidos políticos, lo güelfos y los gibelinos, que se odiaban a muerte. Y se propuso dedicarse a predicar como recomienda San Pablo: "Oportuna e inoportunamente". Y a los que no iban al templo, les predicaba en las calles.


A Nicolás no le interesaba nada aparecer como sabio ni como gran orador, ni atraerse los aplausos de los oyentes. Lo que le interesaba era entusiasmarlos por Dios y obtener que cesaran las rivalidades y que reinara la paz. El Arzobispo San Antonino, al oírlo exclamó: "Este sacerdote habla como quien trae mensajes del cielo. Predica con dulzura y amabilidad, pero los oyentes estallan en lágrimas al oírle. Sus palabras penetran en el corazón y parecen quedar escritas en el cerebro del que escucha. Sus oyentes suspiran emocionados y se arrepienten de su mala vida pasada".

Los que no deseaban dejar su antigua vida de pecado hacían todo lo posible por no escuchar a este predicador que les traía remordimientos de conciencia.

Uno de esos señores se propuso irse a la puerta del templo con un grupo de sus amigos a boicotearle con sus gritos y desórdenes un sermón al santo Nicolás. Este siguió predicando como si nada especial estuviera sucediendo. Y de un momento a otro el jefe del desorden hizo una señal a sus seguidores y entró con ellos al templo y empezó a rezar llorando, de rodillas, muy arrepentido. Dios le había cambiado el corazón. La conversión de este antiguo escandaloso produjo una gran impresión en la ciudad, y pronto ya San Nicolás empezó a tener que pasar horas y horas en el confesionario, absolviendo a los que se arrepentían al escuchar sus sermones.

El santo recorría los barrios más pobres de la ciudad consolando a los afligidos, llevando los sacramentos a los moribundos, tratando de convertir a los pecadores, y llevando la paz a los hogares desunidos.


En las indagatorias para su beatificación, una mujer declaró que su esposo la golpeaba brutalmente, pero que desde que empezó a oír al santo Nicolás, cambió totalmente y nunca la volvió a tratar mal. Y otros testigos confirmaron tres milagros obrados por el santo, el cual cuando conseguía una curación maravillosa les decía: "No digan nada a nadie". "Den gracias a Dios, y no a mí. Yo no soy más que un poco de tierra. Un pobre pecador".

Murió el 10 de septiembre de 1305 a los 70 años de edad, y cuarenta años después de su muerte fue encontrado su cuerpo incorrupto. En esa ocasión le quitaron los brazos para hacer relicarios y de las heridas salió bastante sangre. De esos brazos, conservados en relicarios, ha salido periódicamente mucha sangre. Esto ha hecho más popular a este santo. Seis meses antes de su partida a la casa del Padre, oía todas las noches los conciertos de los ángeles. Estas son algunas de sus hermosas palabras: "El corazón que una vez gustó de Dios, ya nada encuentra en la tierra que le plazca; no hay que amar la vida, sino porque nos conduce a la muerte; en poco tiempo podemos ganar la eternidad".

San Nicolás de Tolentino vio en un sueño que un gran número de almas del purgatorio le suplicaban que ofreciera oraciones y misas por ellas. Desde entonces se dedicó a ofrecer muchas santas misas por el descanso de las benditas ánimas.


Oración a San Nicolás de Tolentino
¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mí, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas. Amén.


Novena a San Nicolás de Tolentino
DÍA 1

-ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
Dios y Señor mío, que desde lo alto sublime de tu morada celestial, te dignaste de mirar propicio a tu gran siervo San Nicolás, aceptando con especial amor el divino Sacrificio de la Misa que inviolablemente te ofrecía todos los días por vivos y difuntos, queriendo tu Divina Majestad obrar en cada uno maravillosos prodigios, socorriendo al punto todas las necesidades que le eran encomendadas, y con mucha especialidad, las que detenidas en el purgatorio padecían las benditas ánimas, las cuales le fueron muchas veces aparecidas visiblemente, dándoles grandes voces y pidiéndole dijese misa por ellas, y al punto serian libres de aquellos atrocísimos tormentos con que eran atormentadas(sic) en el purgatorio: ruego, Señor, juntes el valor de todos esos con los que en esta octava en honra suya te ofrecen sus devotos y sus ministros los sacerdotes, para el remedio de las muchas necesidades que padece al presente tu santa Iglesia católica, y las que actualmente están padeciendo tus esposas las benditas ánimas del purgatorio, y de las de todos los que hemos hecho esta novena, valiéndonos del patrocinio de tu gran siervo San Nicolás de Tolentino, y lo demás que te hemos pedido. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.


DÍA 2

-ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
Gloriosísimo San Nicolás de Tolentino, a quien con maravilloso prodigio socorrió el cielo en uno de los mayores aprietos en que te hallaste cuando intimándote la obediencia en una de tus graves enfermedades, el que te alimentases de la carne, por reconocer los médicos que era el último remedio para que cobrases la salud y no queriendo tu voluntad contravenir al mandato de tu superior, y no faltar tampoco al voto que habías hecho a Dios de no comer de ella jamás, afligido tu corazón, levantaste el espíritu a Dios, diciéndole: ¡Oh, Dios mío, tú que conoces los secretos de los corazones, bien sabes, Señor, que por la sola obediencia y no por mi voluntad, como de esta carne, por tanto te ruego muestres tu voluntad en si quieres que coma o no!. Y siendo al punto oída tu oración, dispuso el Señor, que luego que echases la bendición sobre aquella perdiz, que para tu sustento había muerto y sazonada para ti, al punto se levantase viva y vestida de todas sus plumas, para manifestar al mundo lo mucho que le agradaba tu obediencia y abstinencia, con la cual consoló tu afligido corazón. Ea, pues, Santo mío, alienta el mío socorriendo la necesidad con que al presente sabes que te busco, e imploro tu patrocinio en esta novena. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona.

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.



DÍA 3

-ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
Infinitas gracias os doy Eterno Dios, Hacedor de todas las cosas, por las grandes misericordias con que quisiste enriquecer a tu gran siervo San Nicolás, dándole poder para curar todo género de enfermedades; pues con solo poner la mano sobre la cabeza de los enfermos, huían las calenturas: las fiebres malignas del todo se corregían; los paralíticos cobraban fuerzas; los ciegos la vista, y todos volvían consolados a sus casas. Concédeme Santo mío, el que logre yo, por medio de tu patrocinio, la salud del alma, junto con la del cuerpo; y el que vuelva a mi casa consolado, logrando el socorro que sabes desea mi corazón, le alcances del Señor en esta novena, si es para mayor gloria y bien de mi alma. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.


DÍA 4

- ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
Dios y Señor, que para dar a conocer a los hombres a tu Unigénito Hijo Jesucristo nuestro Señor, quisiste obrase grandes maravillas, y entre ellas aquel portentoso milagro que cuentan los sagrados evangelistas San Lucas y San Mateo, arrojando el demonio del cuerpo de un hombre, al cual tenía mudo y ciego, quedando del todo libre y sano, y toda la muchedumbre de las gentes admirada: de modo, que alzando entre todos la voz, alabó Marcela el vientre y pecho virginales de su Santísima Madre: humildemente pedimos, por los grandes méritos de tu gran siervo San Nicolás, a quien para darnos a conocer su gran santidad, quisiste obrase este maravilloso milagro, dando el habla y oído a un mudo y sordo de nacimiento, y junto le comunicaste la gran virtud de poder arrojar de los cuerpos de los hombres a muchos e innumerables demonios, con los cuales eran sumamente atormentados, así hombres como mujeres: concédenos, te rogamos, por los grandes méritos de este gran siervo San Nicolás, el que nuestros cuerpos sean libres de tan infernales espíritus, para que no sean poseídos ni por ellos dañados, sino que libres por tu gracia, e intercesión de tu gran siervo, alabemos todos tu gran poder y su singular protección, y lo que en esta novena por él te suplico que me otorgues. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona.

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.


DÍA 5

-ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
Dios y Señor mío Jesucristo, que hablando con tus amados discípulos les intimaste el que si querían venir en tu seguimiento. siguiesen la cruz (significación de los trabajos) y fuesen en pos tuya. ¡Oh! qué bien recibió tu amado siervo San Nicolás esta doctrina tan celestial, pues viéndose estimado de todos por sus grandes prendas y singulares letras, y sabio en todas sus artes, obteniendo actualmente la dignidad y rentas de canónigo de San Salvador, en su misma patria, todo lo dejó luego que oyó tu voz por boca de un predicador, cuyo tema eran estas palabras: Si queréis ser perfectos, negaos a sí mismos y coged la cruz de los trabajos e id en pos de Jesucristo: las cuales hicieron tanta operación en el corazón de tu siervo San Nicolás, que desde luego trató de despojarse de todo. Pretendió el hábito en la religión del Gran Doctor de la Iglesia San Agustín, para seguir con más perfección tus divinos mandatos: concédenos, te rogamos, que por su intercesión sepamos negarnos a nosotros mismos; y siguiendo su ejemplo, abracemos de corazón la cruz de los trabajos con resignación y paciencia, y lo que en esta novena te suplicamos, mediante su intercesión. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona.

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.


DÍA 6

-ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
Dios y Señor Omnipotente, que en las mayores necesidades sabes caritativo mostrar tus misericordias, valiéndote como de instrumento para reparar las de tus criaturas: y si allá te valiste del santo Moisés y de su vara, para que hiriendo una y otra vez aquel peñasco, brotasen al punto en caudalosas corrientes las cristalinas aguas, que sedientos pedían los de tu pueblo a tu caudillo Moisés. Y asimismo, clementísimo en la santa ley de gracia, nos diste en tu amado siervo San Nicolás otro Moisés, para que por su santa mano y bendito báculo fuese socorrida la necesidad del monasterio de Tolentino, en que sedientos por faltarles el agua, y viéndose imposibilitados de conducirla al monasterio, clamaron como a otro Moisés, a San Nicolás, los religiosos, pidiéndole socorriese la sed de aquel monasterio; y apenas hubo dado el primer golpe en la tierra, cerca de la pared de la iglesia, cuando al instante (no sin gran asombro) vieron que por lo alto de la caña salta un chorro de agua cristalina, que hasta hoy se conserva con gran veneración. ¡Oh Dios admirable y prodigioso en tus Santos! Concédenos, te rogamos, por intercesión de tu siervo San Nicolás, rompas nuestros corazones con el dolor de haberte ofendido, y corra derretido en copiosos arroyos de lágrimas en muestras de verdadero arrepentimiento, y lo que en esta novena te suplicamos mediante su intercesión. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.



DÍA 7

-ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
Señor y Dios Eterno: infinitas gracias te damos por habernos dado a tu gran siervo San Nicolas de Tolentino para remedio de todas las dolencias; pues queriendo fuese conocido como tal, le diste virtud soberana para sanar sordos, mudos, apostemas, lamparones, hechizados, hidrópicos, y a otros de caídas muy peligrosas. Concédenos, te rogamos, que por los meritos de este admirable medico, seamos libres, de semejantes enfermedades, y el ser libres de todas las tentaciones, para no caer en la más leve culpa, y lo que en esta novena te suplicamos nos concedas por su amor. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona.

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.


DÍA 8

-ACTO DE CONTRICIÓN.:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
¡Oh Dios admirable! Que con muy singular providencia dispusiste en tu santa Iglesia el soberano sacramento del matrimonio, queriendo que por medio de él se propagase la humana naturaleza; y mirando los muchos peligros que hay en los partos; nos diste a tu gran siervo San Nicolás de Tolentino, para que mediante su gran protección, fuesen libres de todos ellos innumerables mujeres, las cuales, invocándole, se vieron libres de los grandes peligros que les amenazaban sus partos, y para que valiéndose otras de su protección, siendo por su naturaleza estériles, consiguiesen la fertilidad, dándoles no uno, sino muchos hijos. Concédenos, te pedimos, que por los meritos de este gran siervo tuyo libres a todas las preñadas de los peligros del parto, y consueles a todas las que por su esterilidad viven sin él, haciendo que fructifiquen para Dios, y lo que en esta novena por sus meritos te rogamos. Amén..

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona.

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.


DÍA 9

-ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido por ser vos quien sois; espero en vuestra infinita misericordia me habéis de perdonar mis pecados, los cuales propongo no cometer más ni otro alguno, y de todos propongo confesarme enteramente y hacer penitencia por todos ellos. Así lo espero por intercesión de mi gran padre San Nicolás de Tolentino.

-ORACIÓN:
¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a nosotros, tus devotos siervos, alcanzadnos, ¡oh gran santo!, la más viva compasión, la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas, y la gracia que deseamos conseguir a terminar esta novena. Amén.

Se rezan nueve Padre nuestros, y nueve Ave marías con Gloria Patri, y después la antífona.

-ANTÍFONA:
Nicolás, verdadero pobre de Cristo, escogido virgen por Dios, guardando continuamente obediencia, honró con milagros y virtudes el orden de los ermitaños.

Ruega por nosotros, bienaventurado Nicolás.

Para que dignamente consigamos los prometimientos de Cristo.

-ORACIÓN:
Concede, te rogamos, Omnipotente Dios, que tu Iglesia, la cual con indecible providencia, en el fin de los siglos, resplandece con la grandeza de virtudes y milagros de Nicolás, tu confesor; por méritos e intercesión de él, ahuyentados del todo los errores, con perpetua tranquilidad y unidad, sea alegre, por Cristo nuestro señor. Amén.



LAUS DEO
El Illm. Sr. D. Fr. José María de Jesús Belaunzaran, dignísimo Obispo que fue de Monterey(sic), por sí, y por la hermandad que tiene celebrada con otros señores Obispos, concedió doscientos días de indulgencia por cada palabra de las contenidas en esta novena.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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