Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

11.1.24

Copla a Jesucristo, en momentos en que nos sintamos dañados por otros



Versos de un alma arrepentida tras haber sentido impulsos de venganza, odio y enojo, por un daño recibido.


Dulce Jesús, buen Maestro,
cuyos preceptos divinos
son perdonar las ofensas
bendiciendo al que nos las hizo.

Vos, que en la Cruz del Calvario,
sufriendo infame suplicio
rogábais al Padre Eterno
por los verdugos impíos,

mirad postrarse ante Vos
mi corazón intranquilo,
porque preceptos y ejemplos
puso culpable en olvido
tumultuosas pasiones
que aún quieren alzar sus gritos,
y con sus impulsos tiranos
turbaron mi pecho mísero.

A vuestros pies lo deploro
contemplando hoy el abismo
del que me habéis apartado
por vuestro amor infinito.

Gracias os doy, y perdono
-según mandato divino-
a cuantos mal me hayan hecho
o hacérmelo hayan querido.

Hacednos misericordia
a ellos y a mí, Juez benigno,
pues todos somos hermanos
por vuestra cruz redimidos.

Mas libradme siempre Vos
del verdadero enemigo,
del que solo temer debo
y del que sólo abomino.

Libradme, sí, buen Jesús,
del espíritu maligno,
y que todo en gloria sea
de vuestro nombre santísimo.

Amén.


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