Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

18.2.22

Novena a San Ignacio de Loyola (8)



Por la señal...


- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para todos los días:
Glorioso patriarca San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena, alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.

- Oración para el día octavo:
Jesús mío dulcísimo, que desde el instante de vuestra encarnación en el seno purísimo de vuestra madre Virgen, obedecisteis hasta morir inocente en la cruz, os ofrezco los merecimientos del glorioso San Ignacio, y especialmente los de su heroica obediencia con que se sometió a todos sus superiores, singularmente al sumo pontífice de Roma, el Vicario de Cristo en la tierra, consagrado con toda su religión, la Compañía de Jesús, con particular voto a la obedicencia de la Santa Sede.

Os suplico, Señor amantísimo de mi alma, me concedáis una perfectísima obediencia a todos mis superiores, continuada todos los instantes de mi vida, y perfecta en los tres grados de obedecer en cuanto a la ejecución, en cuanto a la voluntad, y en cuanto al entendimiento, y la gracia que os pido en esta novena a mayor gloria de Dios, honor de San Ignacio, y bien de mi alma. Amén.


(Se rezan ahora tres padrenuestros y tres avemarías y tres glorias a la Santísima Trinidad, en obsequio de la devoción que San Ignacio tuvo a este inefable e incomprensible misterio).


- Oración para todos los días:
Santísimo patriarca San Ignacio, a quien Jesús escogió para capitán de su sagrada Compañía, y adornó con todas las virtudes que pedía este supremo cargo. Ángel en la pureza de cuerpo y mente; arcángel encargado de tantos negocios por la mayor gloria de Dios y bien de las almas; principado excelentísimo en la dirección de tantos millares de espíritus felices; potestad podedorísima para echar a los demonios de los cuerpos y de las almas; virtud prodigiosa en tantos y tan estupendos milagros; dominación suprema de la Compañía que formó tan dignos ministros evangélicos, y ahora continúa en formarlos desde el cielo; trono elevadísimo, en quien descansó la mayor gloria de Dios corriendo en vuestra fogosa alma por todas las partes del mundo; sapientísimo querubín, cuya mente ilustrada por el Espíritu Santo, dictó sabiduría celestial a su pluma; serafín fogosísimo, que aspiró en su vida y aspira continuamente desde el cielo a encender todo el mundo en llamas del dividno amor; abreviado paraíso de todas las virtudes y gracias, que a competencia de vuestra gran alma yo, patriarca amantísimo, me gozo de veros tan superior a cuantos elogios puede daros mi balbuciente lengua, y concebir mi tardo entendimiento, aunque inspirado de una voluntad ansiosa de amaros, y de que os amen todos los hombres.

Confiado en vuestra piedades, imploro vuestra benignísima caridad para que me alcancéis que viva yo una vida verdaderamente cristiana, conforme a las obligaciones de mi estado, observando perfectamente la ley santa de Dios y los consejos evangélicos que me pertenecen, y que no buscando en todas mis acciones otra cosa que la mayor gloria de Dios, consiga una muerte dichosa en los brazos de Jesús, en el amparo de su Santísima Madre María, y en vuestra presencia. Espero, San Ignacio dulcísimo y suavísimo, me alcancéis estas gracias tan importantes para mi eterna salvación, y el favor que os pido en esta novena si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y provecho de mi alma. Amén.


-Se hace ahora la petición que se desea alcanzar en la novena-.


- Oración final:
¡Oh Dios, infinitamente bueno y misericordioso! Pues he recibido de vuestra Majestad todos los dones naturales y sobrenaturales que tengo, deseoso de ser en alguna manera agradecido a vuestras misericordias, os vuelvo cuanto me habéis dado con esta oferta familiar en el corazón y en los labios del glorioso San Ignacio:

"Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me lo dísteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro. Disponed de todo según vuestra voluntad, y a mí dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta".



- Conclusión (en latín):
Similabo eum viro sapienti, qui aedificavit domum suam supra petram.

Amavit cum Dominus et ornavit eum.
R.: Stolam gloriae induit eum.

Oratio:
Deus, qui ad maioren tui nominis gloriam propagaudam novo per Beatum Ignatium subsidio militantem Ecclesiam roborasti; concede, ut eirus auxilio et imitationes certantes in terris, coronari cum ipso mereamur in coelis. Per Christum Dominum nostrum. Amen.


- Conclusión (en español):
Le compararé al hombre prudente que edificó su casa sobre piedra.

El señor le amó y le distinguió.
R.: Le vistió vestidura de gloria.

Oración:
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de San Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio, alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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