Nota: En cualquiera época o festividad de la Santísima Virgen, y en cualquiera de sus muchas advocaciones, se puede hacer esta novena, sin que sea necesario tener otras especiales condiciones.
Por la señal...
Día Sexto.
Oración de San Bernardo:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorando vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Yo, pecador, animado con esta confianza acudo a Vos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento gimiendo y afligido. Sé que Vos no queréis, oh Madre del divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, estoy seguro que las oyes benignamente, y por ello espero vuestro socorro y consuelo. Amén.
Oración de San Ildefonso para el sexto día:
Oh, clementísima Virgen, que con mano piadosa repartes vida a los muertos, salud a los enfermos, luz a los ciegos, solaz a los desesperados y consuelo a los que lloran. Saca de los tesoros de tu misericordia refrigerio para mi ánimo quebrantado, alegría para mi entendimiento y llamas de caridad para mi durísimo pecho. Sé vida y salud de mi alma, dulzura y paz de mi corazón, y suavidad y regocijo de mi espíritu.
Y, pues tú eres estrella clarísima del mar, madre llena de compasión, endereza mis pasos, defiéndeme de riesgos de enemigos, hasta aquella postrera y suspirada hora en la cual, asistido de tu auxilio, enriquecido con tu gracia, vencidas las enemistades del infernal dragón, salga de este mundo para los eternos y seguros gozos de la vida bienaventurada. Amén.
Oración final:
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima madre de los hombres! Después de Dios, tú eres la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada, acudimos a ti en estos días, instándote para que nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa y cristiana ley; alcánzanos también la salud del cuerpo y la serenidad de espíritu, la paz en las familias, y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en fin, una santa muerte en la Iglesia Católica.
¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres lo puedes obtener ante Dios, de quien eres madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y benevolente. A tu nombre se abren las puertas del cielo, en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia: óyenos, oh plácida Virgen y Madre y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena:
(se hace la petición que se desea)
Conclusión (en latín):
Sancta maría succurre miseris, iuva pusillanimes, refove flebilis, ora pro populo, interveni pro clero, intercede pro devoto femineo sexu: sentiant omnes tuum iuvamen, quicumque celebrant tuam sactam festivitatem.
V.: Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix.
R.: Ut digni effciamur promissionibus Christi.
Oratio.- Concede nos famulos tuos, quasumus Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanitate gaudere: et gloriosa beatae Mariae semper Virginis intercessione, a praesenti liberari tristitia, et aeterna perfui laetitia. Per Christum Dominum nostrum. Amen.
Conclusión (en castellano):
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, que sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.
V.: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración.: Concédenos, Señor Dios bondadoso y paciente, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la benaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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