Oh María del Carmelo, concebida sin pecado, ruega por nosotros que acudimos a ti.
Oh refugio de los pecadores, madre de los moribundos, no me abandones en la hora de mi muerte, sino alcánzame perfecto dolor, sincera contricción y perdón de mis pecados. Que reciba dignamente el Viático y me robustezca con el sacramento de la Extremaunción, para que me pueda presentar seguro ante el trono del justo, pero también misericorioso Juez, Dios y Redentor nuestro. Amén.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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