¡Oh Señor mío y Dios mío; Dios Santo, Dios justo que aborreces todo pecado! Yo, pecador avergonzado con las manchas de mis delitos, me presento ante ti humildemente a pedirte perdón de mis faltas, y te ruego que por medio de la confesión te dignes lavarme con la sangre de tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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