Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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4.6.21

Letanía de la humildad



¡Oh Jesús, manso y humilde de corazón,
haz mi corazón semejante al tuyo.

¡Oh Jesús, manso y humilde de corazón,
Escuchadme.

Del deseo de ser estimado,
Libradme, Señor.

Del deseo de ser amado,
Libradme, Señor.

Del deseo de ser honorificado,
Libradme, Señor.

Del deseo de ser alabado,
Libradme, Señor.

Del deseo de ser preferido a los demás,
Libradme, Señor.

Del deseo de ser consultado,
Libradme, Señor.

Del deseo de ser aprobado,
Libradme, Señor.


Del temor de ser humillado,
Libradme, Señor.

Del temor de ser despreciado,
Libradme, Señor.

Del temor de ser rechazado,
Libradme, Señor.

Del temor de ser calumniado,
Libradme, Señor.

Del temor de ser olvidado,
Libradme, Señor.

Del temor de caer en ridículo,
Libradme, Señor.

Del temor de ser injuriado,
Libradme, Señor.

Del temor de ser incomprendido,
Libradme, Señor.



- Que los demás sean más amados que yo,
Jesús, dadme la gracia de desearlo.

- Que los demás sean más estimados que yo,
Jesús, dadme la gracia de desearlo.

- Que los demás se engrandezcan en la opinión del mundo y yo disminuya,
Jesús, dadme la gracia de desearlo.

- Que los demás sean escogidos y yo dado de lado,
Jesús, dadme la gracia de desearlo.

- Que los demás sean ensalzados y yo despreciado,
Jesús, dadme la gracia de desearlo.

- Que los demás puedan ser preferidos siempre a mí,
Jesús, dadme la gracia de desearlo.

- Que los demás sean más santos que yo, para que yo sea lo más santo que pueda ser.
Jesús, dadme la gracia de desearlo.



Concededme, Señor:

- El conocimiento y el amor de mi nada,
- El perpetuo recuerdo de mis pecados,
- La persuasión de mi mezquindad,
- El aborrecimiento de toda vanidad,
- La pura intención de servir a Dios,
- La perfecta sumisión a la voluntad del Padre,
- El verdadero espíritu de compunción,
- La decidida obediencia a mis superiores,
- El odio santo a toda envidia y celo,
- La prontitud en el perdón de las ofensas,
- La prudencia en el callar ante los asuntos ajenos,
- La paz y la caridad con todos,
- El ardiente anhelo de desprecios y humillaciones,
- El ansia de ser tratado como Tú y la gracia de saber aceptarlo santamente.


María, Reina, Madre y Maestra de los humildes...
Rogad por mí

San José, protector y modelo de los humildes...
Rogad por mí

San Miguel Arcángel, que fuiste el primero en abatir a los soberbios...
Rogad por mí

Santos de mi devoción y mis patrones...
Rogad por mí

Santos todos, santificados por el espíritu de humildad...
Rogad por mí



Oración
Señor Jesús, que siendo Dios te humillaste hasta la muerte y muerte de cruz para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio, concédeme la gracia de imitar tu ejemplo para que, humillándome como corresponde a mi miseria en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén