Semana en el Oratorio

Mes de febrero, mes del Amor

Comunión espiritual


Comunión espiritual. Fórmula extendida:

Jesús mío, creo que Tú estás real y verdaderamente en el Cielo y en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; ya que no te puedo recibir sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

El Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo guarden mi alma para la vida eterna. Amén.

(Pausa)

Y como si ya te hubiese recibido físicamente, te abrazo y me uno del todo a Ti. No permitas que me separe de Ti.

Te suplico, oh Señor mío Jesucristo, que la ardiente y dulce fuerza de tu amor embargue toda mi alma, a fin de que muera de amor por Ti, tal como Tú te dignaste morir de amor por mí. Amén.

Comunión espiritual. Fórmula estándar:

Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento, te amo sobre toda las cosas, y te deseo en el interior de mi alma. Ya que en este momento no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón; estando dentro de mí, yo te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas nunca que me separe de Ti.

(Pausa)

Eterno Padre, yo te ofrezco la Sangre preciosísima de Jesucristo, como pago por mis pecados y los del mundo entero, en sufragio de las almas del purgatorio, por la conversión de los pecadores, y por las necesidades de la Santa Iglesia.

Comunión espiritual de la Sangre de Cristo

¡Oh Sangre de Jesucristo! Yo te adoro en tu Eucarística Presencia en el Altar, yo creo en tu poder y dulzura. Penetra en mi alma y purifícala; en mi corazón e inflámalo.

Preciosa Sangre de Jesús, realmente presente en la Sagrada Hostia, alumbra mi inteligencia, toma posesión, circula siempre en mis venas, que todos mis sentidos sean marcados con Tu divina unción, que mi corazón palpite por Tu gloria, y que mis labios te exulten por siempre. Amén.

Comunión espiritual. Fórmula breve:
Yo te recibo, Cristo Santo, en mi corazón. Quédate siempre conmigo. Estando dentro de mí, yo te amo y te adoro. No permitas nunca que me separe de Ti.



- Acto de desagravio a Jesús Sacramentado.
- Visita espiritual al Santísimo.



Qué es la comunión espiritual
La Comunión Espiritual no es primordialmente una sustitución de la Comunión Sacramental, sino más bien anticipación y extensión de sus frutos. Según la doctrina católica, las Comuniones espirituales deben siempre tener la Comunión sacramental como meta.

La Comunión Espiritual puede repetirse muchas veces al día. Puede hacerse en la iglesia o fuera de ella, a cualquier hora del día o de la noche, antes o después de las comidas. Los que están en pecado mortal deben hacer un acto previo de contrición, si quieren recibir el fruto de la Comunión Espiritual.

Un acto de comunión espiritual, expresado mediante cualquier fórmula devota, es recompensado con una indulgencia parcial.

El Sacro Concilio de Trento alaba mucho la Comunión espiritual, y exhorta a los fieles a practicarla.

La Comunión espiritual consiste, según Santo Tomás, en un deseo ardiente de recibir a Nuestro Señor Jesucristo sacramentalmente y en amoroso abrazo, como si se lo hubiera ya recibido.

Juan Pablo II: "Es conveniente cultivar en el animo, el deseo constante del sacramento eucarístico. De aquí ha nacido la práctica de la comunión espiritual".

San Juan María Vianney, el Cura de Ars, decía: "Una Comunión espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse. Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión espiritual".

Decía la beata Juana de la Cruz, que la Comunión espiritual se puede hacer sin que nadie lo note, sin necesidad de ayuno o de permiso del director, y a la hora que nos plazca: con hacer un acto de amor, está hecha. (San Alfonso María de Ligorio, Obras Ascéticas, "El amor de las almas").

Decía S. Antonio María Claret: "Tendré una capilla fabricada en medio de mi corazón y en ella, día y noche, adoraré a Dios con un culto espiritual".

Sta. Catalina de Siena tuvo una visión. Vio a Jesús con dos cálices y le dijo: En este cáliz de oro pongo tus comuniones sacramentales y, en éste de plata, tus comuniones espirituales Los dos cálices me son agradables.

A otra mística, Santa Faustina Kowalska, Jesús Misericordioso le comunicó esto: "Si practicas el santo ejercicio de la Comunión espiritual varias veces al día, en un mes verás tu corazón completamente cambiado".

Santa Teresa de Jesús escribió: "Cuando no comulgáreis y oyédesis misa, podéis comulgar espiritualmente, que es mucho lo que se imprime el amor ansi deste Señor".

San Maximiliano Kolbe, además de recibir la Eucaristía, hacía visitas frecuentes al Santísimo Sacramento: hasta diez veces al día. Esto no fue suficiente para él. Y, siguiendo a San Francisco de Sales, decidió hacer Comuniones Espirituales cada 15 minutos. A veces, dice San Maximiliano, la Comunión espiritual puede traer las mismas gracias que la sacramental.

San Josemaría Escrivá de Balaguer aprendió de un padre escolapio la oración de la comunión espiritual cuando se preparaba para hacer su Primera Comunión en 1912. Esa oración es hoy familiar a miles de personas en el mundo entero. En su predicación aconsejó la práctica de la comunión espiritual avalado por su personal experiencia: "¡Qué fuente de gracias es la Comunión espiritual! Practícala frecuentemente y tendrás más presencia de Dios y más unión con El en las obras".


Hagamos cada día una comunión espiritual, y varias si no te es posible hacer la comunión física.