Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

13.11.21

Novena a la Inmaculada Concepción (II)



Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para empezar todos los días:
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción. Así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre. A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordos que jamás se ha oído decir que uno sólo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mí tampoco, porque si me dejáis me perderé, que yo tampoco quiero dejaros a Vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud cristiana; y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena:

(se hace la petición que se desea)

- Oración para el día segundo:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada, y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión. Amén.

- Oración final para todos los días:
¡Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea!
Pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón,
¡mírame con compasión!
¡No me dejes, Madre mía!

(se rezan tres Avemarías)

- Conclusión (en latín):
Immaculata Conceptio tua, Dei Genitrix Virgo,
R.: Gaudium annuntiavit universo mundo.

Oremus:
Deus qui per Immaculata Virginis Conceptionem dignum Filio tuo habitaculum praeparasti, quaesumus, ut qui ex morte eiusdem Filii tui praevisa, eam ab omni labe praeservasti, nos quoque mundos eius intercesione ad te pervenire concedas. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.


- Conclusión (en castellano):
Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios,
R.: Anunció alegría al universo mundo.

Oración:
Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo, te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




| Devocionario | | Confesion | | DevocionarioCristiano | | DevotoCristiano |


12.11.21

Novena a la Inmaculada Concepción



Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para empezar todos los días:
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción. Así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre. A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordos que jamás se ha oído decir que uno sólo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mí tampoco, porque si me dejáis me perderé, que yo tampoco quiero dejaros a Vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud cristiana; y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena:

(se hace la petición que se desea)

- Oración para el día primero:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada, y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de librarnos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.

- Oración final para todos los días:
¡Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea!
Pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón,
¡mírame con compasión!
¡No me dejes, Madre mía!

(se rezan tres Avemarías)

- Conclusión (en latín):
Immaculata Conceptio tua, Dei Genitrix Virgo,
R.: Gaudium annuntiavit universo mundo.

Oremus:
Deus qui per Immaculata Virginis Conceptionem dignum Filio tuo habitaculum praeparasti, quaesumus, ut qui ex morte eiusdem Filii tui praevisa, eam ab omni labe praeservasti, nos quoque mundos eius intercesione ad te pervenire concedas. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.


- Conclusión (en castellano):
Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios,
R.: Anunció alegría al universo mundo.

Oración:
Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo, te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




| Devocionario | | Confesion | | DevocionarioCristiano | | DevotoCristiano |

11.11.21

La tortura de dejar de ver a Dios



Todos hemos sido creados para Dios, hemos sido creados para entrar en una relación purísima con Él, una relación de amor. Y el tiempo en la tierra se nos da precisamente para que trabajemos por las cosas del Reino y para crecer en esa unión de amor. Pero la mayor parte del tiempo nos ocupamos de muchas otras cosas, y nos olvidamos que tenemos un alma inmortal. Como dice en una visión Nuestra Señora, "Os ocupáis de muchas cosas, pero dejáis vuestra alma en el último lugar". Retrasamos así nuestra purificación cuando Dios, por su parte, nos brinda ya en la tierra todas las ocasiones necesarias para estar lo suficientemente puros para comparecer ante Él. San Juan de la Cruz nos dice que, si aceptamos todas las ocasiones que Dios nos da en la tierra para purificarnos, las pruebas, e incluso las penitencias que nos inspira, si las acogemos con gratitud, sin amargura, y se las ofrecemos al Señor, podemos estar seguros que iremos directamente al Cielo. Estas pruebas, ofrecidas y sufridas por amor al Señor, sustituyen al Purgatorio. Dios da a cada alma suficientes gracias para que pueda ir derecha al Cielo.

Pero por nuestra ceguera espiritual diariamente nos quejamos, protestamos, refunfuñamos, luchamos contra el Señor. No estamos contentos y protestamos contra las cruces. Incluso a veces blasfemamos ante las pruebas. En lugar de ocuparnos de la gloria de Dios, nos ocupamos de otras cosas. Y cuando llega la hora de la muerte, no estamos purificados. Hemos desaprovechado las ocasiones. Entonces el Señor, en su extrema misericordia, nos concede un tiempo extra, un plazo, por así decirlo, una nueva ocasión para poder purificarnos, una especie de etapa intermedia entre la tierra y el Cielo, que se llama Purgatorio.

10.11.21

Novena a la Santísima Virgen (para todas sus abvocaciones) (yIX)



Nota: En cualquiera época o festividad de la Santísima Virgen, y en cualquiera de sus muchas advocaciones, se puede hacer esta novena, sin que sea necesario tener otras especiales condiciones.


Por la señal...

Día Noveno.

Oración de San Bernardo:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorando vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Yo, pecador, animado con esta confianza acudo a Vos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento gimiendo y afligido. Sé que Vos no queréis, oh Madre del divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, estoy seguro que las oyes benignamente, y por ello espero vuestro socorro y consuelo. Amén.

Oración de San Germán, para el día noveno:
Ninguno se salva sino por ti, oh Virgen santísima. Ninguno se libra de males sino por ti, oh Virgen purísima. Ninguno recibe gracias de Dios sino por ti, oh Virgen castísima. Ninguno obtiene misericordia sino por ti, oh Virgen venerabilísima. ¿Quién, después de tu bendito Hijo, tene tanto cuidado del linaje humano como tú? ¿Quién así nos defiende en nuestras tribulaciones? ¿Quién tan presto nos socorre y nos libra de las tentaciones que nos acosan y persiguen? ¿Quién, con sus piadosos ruegos, intercede por los pecadores y los libra de las penas que por sus pecados merecen? Por esto recurrimos a ti, oh purísima y dignísima de toda alabanza y de todo obsequio.

Haz que, por medio de tus ruegos, que tanto pueden con el Señor, la Iglesia y sus diferentes tareas sean tan bien gobernadas y tú misma las conduzcas a puerto seguro. Viste a los sacerdotes de vestiduras ricas, que son las obras de justicia, y de la gloria de la fe probada, inmaculada y sincera. Dirige en estado próspero y tranquilo los cetros de los soberanos cristianos. Sé, en tiempo de penuria, la protección de los pobres, que siempre militen bajo tu amparo, y confirma al pueblo para que, conforme Dios lo tiene mandado, persevere en el obsequio de la suave obediencia. Sé el muro inexpugnable de este pueblo que te tiene a ti como a Torre de Refugio y Cimiento que la sostiene. Preserva la casa de Dios y el decoro de su templo de todo mal; libra a cuantos te alaban y a cuantos acuden a ti, da redención a los cautivos y sé acogida maternal para el peregrino, así como consuelo para el desamparado. Extiende, por fin, a todo el orbe tu mano auxiliadora, para que así como celebramos con alegría esta novena, celebremos también todas las festividades que te dedicamos, en Cristo Jesús, Rey de todas las cosas y verdadero Dios nuestro, a quien sea la gloria y la fortaleza, junto con el Padre eterno, que es principio de la vida, y con el Espíritu Santo, consubstancial y que reina con los dos, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Oración final:
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima madre de los hombres! Después de Dios, tú eres la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada, acudimos a ti en estos días, instándote para que nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa y cristiana ley; alcánzanos también la salud del cuerpo y la serenidad de espíritu, la paz en las familias, y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en fin, una santa muerte en la Iglesia Católica.

¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres lo puedes obtener ante Dios, de quien eres madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y benevolente. A tu nombre se abren las puertas del cielo, en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia: óyenos, oh plácida Virgen y Madre y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena:

(se hace la petición que se desea)

Conclusión (en latín):
Sancta maría succurre miseris, iuva pusillanimes, refove flebilis, ora pro populo, interveni pro clero, intercede pro devoto femineo sexu: sentiant omnes tuum iuvamen, quicumque celebrant tuam sactam festivitatem.


V.: Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix.
R.: Ut digni effciamur promissionibus Christi.

Oratio.- Concede nos famulos tuos, quasumus Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanitate gaudere: et gloriosa beatae Mariae semper Virginis intercessione, a praesenti liberari tristitia, et aeterna perfui laetitia. Per Christum Dominum nostrum. Amen.


Conclusión (en castellano):
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, que sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.

V.: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración.: Concédenos, Señor Dios bondadoso y paciente, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la benaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




| Devocionario | | Confesion | | DevocionarioCristiano | | DevotoCristiano |

9.11.21

Novena a la Santísima Virgen (para todas sus abvocaciones) (VIII)



Nota: En cualquiera época o festividad de la Santísima Virgen, y en cualquiera de sus muchas advocaciones, se puede hacer esta novena, sin que sea necesario tener otras especiales condiciones.


Por la señal...

Día Octavo.

Oración de San Bernardo:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorando vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Yo, pecador, animado con esta confianza acudo a Vos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento gimiendo y afligido. Sé que Vos no queréis, oh Madre del divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, estoy seguro que las oyes benignamente, y por ello espero vuestro socorro y consuelo. Amén.

Oración de San Efrén, para el octavo día:
Oh Virgen purísima, Madre de Dios, Reina de todo lo creado, levantada sobre todos los cortesanos del cielo y más resplandeciente y pura que los rayos del sol. Tú eres más gloriosa que los querubines, más santa que los serafines y, sin comparación, más sublime y aventajada que todo los ejércitos del cielo. Tú eres la esperanza de los patriarcas, la gloria de los profetas, la alabanza de los apóstoles, honra de los mártires, alegría de los santos, ornamento de las sagradas jerarquías, corona de las vírgenes, innaccesible por tu inmensa claridad, princesa y guía de todos, y doncella sacratísima. Por ti somos reconciliados con Cristo mi Señor.

Guárdame debajo de tus alas, apiádate de mí, que estoy sucio con mis pasiones y manchado con los innumerables males que he cometido contra mi Juez y Creador. No tengo otra confianza sino en ti, que eres el áncora de mi esperanza, el puerto de mi salud y socorro oportuno en la tribulación.

Oración final:
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima madre de los hombres! Después de Dios, tú eres la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada, acudimos a ti en estos días, instándote para que nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa y cristiana ley; alcánzanos también la salud del cuerpo y la serenidad de espíritu, la paz en las familias, y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en fin, una santa muerte en la Iglesia Católica.

¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres lo puedes obtener ante Dios, de quien eres madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y benevolente. A tu nombre se abren las puertas del cielo, en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia: óyenos, oh plácida Virgen y Madre y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena:

(se hace la petición que se desea)

Conclusión (en latín):
Sancta maría succurre miseris, iuva pusillanimes, refove flebilis, ora pro populo, interveni pro clero, intercede pro devoto femineo sexu: sentiant omnes tuum iuvamen, quicumque celebrant tuam sactam festivitatem.


V.: Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix.
R.: Ut digni effciamur promissionibus Christi.

Oratio.- Concede nos famulos tuos, quasumus Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanitate gaudere: et gloriosa beatae Mariae semper Virginis intercessione, a praesenti liberari tristitia, et aeterna perfui laetitia. Per Christum Dominum nostrum. Amen.


Conclusión (en castellano):
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, que sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.

V.: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración.: Concédenos, Señor Dios bondadoso y paciente, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la benaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




| Devocionario | | Confesion | | DevocionarioCristiano | | DevotoCristiano |