Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

24.1.20

Alabanzas de desagravio


Bendito sea Dios.

Bendito sea su Santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su Gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo Esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Amén.

Alabad al Señor todas las naciones, alabadle todos los pueblos. Porque su misericordia ha sido confirmada sobre nosotros y la verdad del Señor permanece para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.



Latín:

Laudáte Dóminum omnes gentes, laudáte eum, omnes pópuli, quóniam confirmáta est super nos misericórdia eius, et véritas Dómini manet in aetérnum.

Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto; sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saecula saeculórum. Amen.

Pange, língua


1. Canta, lengua, el misterio del cuerpo glorioso y de la sangre preciosa que el Rey de las naciones, fruto de un vientre generoso, derramó como rescate del mundo.

2. Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancilla; y después de pasar su vida en el mundo, una vez esparcida la semilla de su palabra, terminó el tiempo de su destierro dando una admirable disposición.

3. En la noche de la última cena, recostado a la mesa con los hermanos, después de observar plenamente la ley sobre la comida legal, se da con sus propias manos como alimento para los Doce.

4. El Verbo hecho carne convierte con su palabra el pan verdadero en su carne, y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo. Y aunque fallan los sentidos, basta la sola fe para confirmar al corazón recto en esa verdad.

5. Veneremos, pues, inclinados tan gran Sacramento; y la antigua figura ceda el puesto al nuevo rito; la fe supla la incapacidad de los sentidos.

6. Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y júbilo, salud, honor, poder y bendición; una gloria igual sea dada al que de uno y de otro procede. Amén.

Les diste el pan del cielo.
- Que contiene en sí todo deleite.

Oremos:

Oh Dios, que en este admirable Sacramento nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.



Pange, língua (latín):

1. Pange, língua, gloriósi Córporis mystérium, Sanguinísque pretiósi, quem in mundi prétium, fructus ventris generósi Rex effúdit géntium.

2. Nobis datus, nobis natus ex intácta Vírgine, et in mundo conversátus, sparso verbi sémine, sui moras incolátus miro cláusit órdine.

3. In suprémæ nocte cœnæ, recúmbens cum frátribus, observáta lege plene, cibis in legálibus, cibum turbæ duodénæ se dat suis mánibus.

4. Verbum caro, panem verum, Verbo carnem éfficit, fitque sanguis Christi merum, et, si sensus déficit, ad firmándum cor sincérum, sola fides súfficit.

5. Tantum ergo Sacraméntum venerémur cérnui; et antíquum documéntum novo cedat rítui; præstet fides suppleméntum sénsuum deféctui.

6. Genitóri, Genitóque laus et iubilátio, salus, honor, virtus quoque sit et benedíctio; procedénti ab utróque compar sit laudátio. Amen.

Panem de cælo præstitísti eis.
- Omne delectaméntum in se habéntem.

Orémus:

Deus, qui nobis sub sacramento mirábili, passionis tuæ memóriam reliquísti: tríbue, quæsumus, ita nos córporis et sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut redemptiónis tuæ fructum in nobis iúgiter sentiámus. Qui vivis et regnas in sæcula sæculórum.

Amén

Adóro te devóte


1. Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

2. Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta con el oído para creer con firmeza. Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

3. En la Cruz se escondía sólo la divinidad, pero aquí también se esconde la humanidad. Creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

4. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios. Haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere, que te ame.

5. ¡Oh memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que da la vida al hombre. Concédele a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

6. Señor Jesús, bondadoso pelícano, límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre: de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

7. Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.



Adóro te devóte (latín)

1. Adóro te devóte, latens Déitas, quæ sub his figúris vere látitas. Tibi se cor meum totum súbiicit, quia, te contémplans, totum déficit.

2. Visus, tactus, gustus in te fállitur, sed audítu solo tuto créditur. Credo quidquid dixit Dei Fílius: nil hoc verbo veritátis vérius.

3. In Cruce latébat sola Déitas; at hic latet simul et humánitas. Ambo tamen credens atque cónfitens, peto quod petívit latro pœnitens.

4. Plagas, sicut Thomas, non intúeor; Deum tamen meum te confíteor. Fac me tibi semper magis crédere, in te spem habére, te dilígere.

5. O memoriále mortis Dómini! Panis vivus vitam præstans hómini, præsta meæ menti de te vívere, et te illi semper dulce sápere.

6. Pie pellicáne, Iesu Dómine, me immúndum munda tuo sánguine: cuius una stilla salvum fácere totum mundum quit ab omni scélere.

7. Iesu, quem velátum nunc aspício, oro, fiat illud quod tam sítio; ut te reveláta cernens fácie, visu sim beátus tuæ glóriæ. Amen.

Oraciones eucarísticas para visitar a Jesús Sacramentado




ACTOS DE ADORACIÓN

Vengo, Jesús mío, a visitarte.
Te adoro en el sacramento de tu amor.
Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.
Te adoro, sobre todo, en donde estás más abandonado y eres más ofendido.
Te ofrezco todos los actos de adoración que has recibido desde la institución de este Sacramento y recibirás hasta el fin de los siglos.
Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu Santa Madre, de San Juan tu discípulo amado, y de las almas más enamoradas de la Eucaristía.

Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Ángel de mi Guarda, ve y visita en mi nombre todos los Sagrarios del mundo. Dile a Jesús cosas que yo no sé decirle, y pídele su bendición para mí.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE FE

Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.
Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.
Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.
Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo.
Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus adoradores.
Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos al cielo.
Creo en Ti, y creo por los que no creen.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE ESPERANZA

Espero en Ti, Jesús mío, porque eres mi Dios y me has creado para el cielo.
Espero en Ti, porque eres mi Padre. Todo lo he recibido de tu bondad. Sólo lo malo es mío.
Espero en Ti, porque eres mi Redentor.
Espero en Ti, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu filiación divina.
Espero en Ti, porque eres mi Abogado que me defiendes ante el Padre.
Espero en Ti, porque eres mi Intercesor constante en la Eucaristía.
Espero en Ti, porque has conquistado el cielo con tu Pasión y muerte.
Espero en Ti, porque reparas mis deudas.
Espero en Ti, porque eres el verdadero Tesoro de las almas.
Espero en Ti, porque eres tan bueno que me mandas que confíe en Ti para no sufrir la pena de condenación eterna.
Espero en Ti, porque siempre me atiendes, y me consuelas, y nunca has defraudado mi esperanza.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE CARIDAD

Te amo, Jesús mío, y te ruego me ayudes a amarte con todo lo que soy y tengo, con todas mis fuerzas, y como a nadie.

Porque Tú me has amado infinitamente.
Porque Tú me has amado desde la eternidad.
Porque Tú has muerto para salvarme
Porque Tú no has podido amar más.
Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de tu gloria.
Porque Tú te entregas del todo a mí en la Comunión.
Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.
Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.
Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.
Porque Tú eres mi mayor Amigo.
Porque Tú me llenas de tus dones.
Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e ingratitudes.
Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.
Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.

¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!
Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.

Te amo por los que no te aman.
Te amo por los que nunca piensan en Ti.
Te amo por los que no te visitan.
Te amo por los que te ofenden e injurian. ¡Que pena por esto!

Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito, que tienes hacia tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo cuanto tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes).




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE CONTRICIÓN

¡Jesús mío, misericordia!

Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida.
Por los de mi niñez y adolescencia.
Por los de mi juventud.
Por los de mi edad adulta.
Por los que conozco y no conozco.
Por lo mucho que te he disgustado con ellos.
Por lo mal que me he portado contigo.
Siento mucho haberte ofendido.

¡Perdóname, perdóname, perdóname!

Perdóname según tu gran misericordia.
Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti.
Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados.
Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad.
Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador.
Perdóname, porque estoy muy arrepentido.
Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia.
Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes.
Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados.
Perdóname, porque me reconozco pecador y reo.
Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho.

Jesús, sé todo para mí Jesús.

Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús.

¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!




ORATORIO CARMELITANO





ACTOS DE GRATITUD

Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.
Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré eternamente.
Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.

Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor y toda gloria.

Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.
Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas renuevo.
Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.
Por haberme dado un gran amor a tan tierna Madre.
Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.
Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.
Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.




ORATORIO CARMELITANO





ACTO DE SÚPLICA

Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.
Que persevere siempre en tu amor.
Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.
Que no permitas que jamás me aparte de Ti.
Que sepa padecer con resignación por Ti.
Que no me preocupe sino de amarte.
Que ame también a mis prójimos.
Que ame mucho a los pecadores.
Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.
Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.
Que ampares a tu Iglesia.
Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.
A los Prelados y a los Sacerdotes.
A los Religiosos y Religiosas.
A los que mandan en tu nombre.
A los que gobiernan nuestra nación.
A nuestra patria.
A mis amados parientes y allegados.
Que pagues a mis bienhechores
Que favorezcas a los que ruegan por mí.
Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.
Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.
Que me concedas una muerte santa.
Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!
Que me lleves al cielo cuando muera.
Amén.




ORATORIO CARMELITANO





ORACIÓN FINAL

Jesús mío, dame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de esta visita, que acabo de hacerte, persevere en mi memoria y me anime a amarte más y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva más santo. Aquí te dejo mi corazón para que te adore constantemente y lo hagas más agradable a tus divinos ojos.

Jesús mío y Dios míos, yo sé que Tú nunca te separas de mí, no permitas que nunca yo me separe de Ti. Que siempre te tenga presente en todos mis actos y pensamientos y a lo largo de toda mi vida en esta tierra, para adorarte un día en el cielo por toda la eternidad. Amén.

Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020. Día 7


Conversión: Cambiar nuestros corazones y nuestras mentes.

Hechos 28, 3-6

"Pablo había recogido también una brazada de leña; al arrojarla a la hoguera, una víbora, huyendo de las llamas, hizo presa en su mano. Cuando los isleños vieron al reptil colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: 'Este hombre es realmente un asesino; aunque se ha librado de la tempestad, la justicia divina no permite que viva'. Pablo, sin embargo, se sacudió el reptil arrojándolo al fuego y no experimentó daño alguno. Esperaban los isleños que se hinchara o que cayera muerto de repente. Pero, después de un largo rato sin que nada le aconteciese, cambiaron de opinión y exclamaron: '¡Es un dios!'".

Reflexión:

Los isleños se dieron cuenta de que se habían equivocado al juzgar a Pablo como asesino y cambiaron su forma de pensar. El hecho extraordinario de la víbora hizo posible que los isleños vieran las cosas de un modo nuevo, un modo que quizás podía prepararlos para escuchar el mensaje de Cristo a través de Pablo. En nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos y de la reconciliación, con frecuencia se nos desafía a repensar nuestro modo de percibir las demás tradiciones y culturas. Esto exige una conversión continua a Cristo a través de la cual las Iglesias aprenden a superar su percepción del otro como una amenaza. Como consecuencia de ello, nuestra imagen negativa de los demás se desechará y seremos conducidos más cerca de la unidad.

Oración:


Dios Todopoderoso,
nos volvemos hacia ti con corazones arrepentidos.

En nuestra búsqueda sincera de tu verdad,
purifícanos de nuestras opiniones injustas de los otros
y lleva a las Iglesias a crecer en la comunión.

Ayúdanos a abandonar nuestros miedos,
para que podamos comprendernos mejor unos a otros
y al extranjero que está en medio de nosotros.

Pedimos esto en el nombre del único Justo,
tu Hijo amado, Jesucristo. Amén.