Semana en el Oratorio

Mes de febrero, mes del Amor

22.6.22

Confiar en Dios



La santidad no consiste en tal o cual práctica, sino en una disposición del alma que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra nada, y confiados hasta la audacia en la bondad del Padre.

Santa Teresa del Niño Jesús

21.6.22

Samaritano



Señor, no quiero pasar de largo ante las personas heridas en el camino de la vida. Quiero contagiarme de tu compasión y acercarme para expresar tu ternura, ofrecer el aceite que cura las heridas y el vino que sana y consuela.

Jesús, buen samaritano, acércate a mí, llévame en tus brazos, pues soy oveja perdida. Carga con mis caídas, hazte presente en mis horas bajas. Deseo tener tus mismos sentimientos y no dar más ningún rodeo ante el hermano que sufre. Deseo hacerme compañero de sus caminos, amigo de sus soledades, y cercano a sus dolencias.

Juan José Martínez Domingo.

20.6.22

Mes del Sagrado Corazón de Jesús: acto de entrega



Quita de mí, Señor, este corazón de piedra; quita de mí este corazón endurecido. Tú que purificas los corazones y amas los corazones puros, toma posesión de mi corazón y habita en él, llénalo de tu presencia.

Tú que eres superior a lo más grande que hay en mí, y que estás más dentro de mí que mi propia intimidad. Tú que eres el modelo perfecto de la belleza y el sello de la santidad, sella mi corazón por tu misericordia, oh Dios, mi lote perpetuo por quien se consume mi corazón. (Sal 73, 26)

Balduino de Canterbury

19.6.22

Si yo fuera Pan (Corpus Christi)



Donde hay pan, allí está Dios.

Mis preferidos son los pobres y los débiles;
los que son generosos y se quitan el pan de la boca por otros,
los altruistas, los agradecidos,
los sacrificados que se parten,
que son buenos como el pan.

Pero rechazo al que me acapara,
al que negocia conmigo y se enriquece con el hambre de otros;
al que me tira a la basura, quizá para aumentar mi precio;
al que me come sin necesidad.

Venid, amigos, a compartir mi pan,
es gratis para todos.

18.6.22

A los santos ángeles custodios



Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mi oraciones
y cuentas todos mis pasos.

Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y lo siga,
que vaya siempre contigo hacia Dios, que te envía.

Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.

En presencia de los ángeles
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.


Bernardo Velado Graña