Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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24.9.19

Rezo del Vía Crucis


Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Deseamos seguir con Vos el camino del Calvario. Hacednos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, y moved nuestros corazones para detestar nuestros pecados y amaros siempre más. Dignaos aplicarnos los méritos infinitos de Vuestra pasión, y con memoria de Vuestros dolores, tened misericordia de las benditas ánimas del Purgatorio, sobre todo del alma de (dígase el nombre del difunto que se desee), y de las que están más abandonadas en aquel lugar de alejamiento de Vos. A esta intención Os ofrecemos las indulgencias concedidas a este tan piadoso ejercicio de caridad.

¡Oh divina María del Carmelo!, que fuisteis la primera en enseñarnos el camino de la Cruz; obtenednos la gracia de seguir a Jesucristo con los afectos de los que Vuestro Corazón estaba lleno, cuando le acompañásteis en el camino del Calvario. Haced que lloremos con Vos, y que como Vos amemos a Vuestro divino Hijo. Os lo pedimos por su sagrado Corazón, tan profundamente herido por el olvido, la ingratitud y los pecados de los hombres.

Así sea.

5.2.18

Práctica del amor


¡Oh, muerte de Jesús,
oh, amor de Cristo,
entra en mi corazón
y graba a fuego
el recuerdo de la Redención,
para que yo me abrase
en ese mismo amor
que te llevó a la muerte!

Práctica del amor, cap.4 | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

16.1.18

Plegaria a Nuestra Señora y Reina


Madre del amor y guía
del alma que espera en Ti,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.

Como estrella de los mares,
como estrella de las almas,
Tú consuelas los pesares
y Tú las tormentas calmas;

causa de nuestra alegría,
alégrese el alma en Ti,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.

Tú que sabes la amargura
del que llora sin consuelo,
tú que alumbras, Virgen pura,
la senda que lleva al cielo,

vuelve tus ojos, María,
al que la luz busca en Ti,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.

Al brillar el sol de Oriente,
abre su cáliz la flor,
y ábrese el alma que siente
las miradas de tu amor.

Mírame Tú, luz del día,
y abre mi alma toda a Ti,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.

Luz del pobre peregrino,
estrella de salvación,
brilla siempre en mi camino
y brilla en mi corazón.

Alumbre Tú mi agonía,
y al volar el alma a Ti,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.

Madre del amor y guía
del alma que espera en Ti,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.

(R. del Valle)

| Redacción: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com