Semana en el Oratorio

Mes de febrero, mes del Amor

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18.9.18

Cómo comulgar correctamente


Parece ser que un gran número de los asistentes a la Santa Misa, desconoce o ignora las normas de conducta que se han de seguir durante la comunión, si nos fijamos en lo que habitualmente se ve en nuestras iglesias. Pero antes de entrar en ese tema, conviene aclarar algo importante antes: la manera en la que debemos rendir culto al Señor en la consagración, o mientras el sacerdote realiza ésta.

Porque toda esta serie de ritos y gestos no son así sin más, sino que intentan introducirnos, y sumergirnos, en una mayor devoción al Señor y una mejor disposición para recibirle pero, además, nos quieren hacer patente la realidad del importante acto al que estamos asistiendo, ni más ni menos que participar de la celebración de la Eucaristía.

13.2.18

La actitud ante la comunión


Tengo que decir que me disgusta cómo algunos se acercan a comulgar y cómo vuelven a sus asientos los que han recibido el Cuerpo del Señor. No sé qué sucede, pero, llegado ese momento de la Comunión, hay una especie de desconcierto en el Templo, con lo que da la impresión de que algunos de los presentes no son conscientes de lo que está sucediendo en ellos, para ellos y también para todos los que participan en la Misa. Parece que se olvidan de lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo cuerpo (cf 1 Co 12,13)".

En lo que se refiere al modo de comulgar, sin que me atreva a juzgar las actitudes interiores, en el modo de poner sus manos o su boca se refleja que aparentemente no valoran adecuadamente la presencia real y sacramental de Jesús en el Pan Eucarístico. No siempre en las manos que reciben al Señor se percibe aquello de que "la mano izquierda ha de ser un trono para la mano derecha, puesto que ésta debe recibir al Rey", como dijo San Juan Crisóstomo. Entiendo que había que educar con cierta frecuencia, sobre cómo se ha de recibir el Cuerpo de Cristo. Es evidente que lo que importan son las actitudes espirituales que adoptamos; pero las formas son también importantes y hay que orientarlas; sobre todo cuando se perciben hábitos muy poco correctos y además da la impresión de que muy arraigados. Para tratar al Señor hemos de poner lo mejor de nosotros mismos.