Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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21.7.17

Campamentos para formar ateos


Durante estas vacaciones muchos serán los chavales que se inscribirán y pasarán (o habrán pasado ya) algunas semanas en campamentos de verano (o de invierno) organizados por órdenes y/u organizaciones religiosas. Los claretianos, salesianos, y muchas diócesis, organizan ese tipo de campamentos en donde, a primera vista, todo el mundo sale ganando: los chavales se distraen, a los padres se les quita un peso de encima porque así pueden tenerlos ocupados en unos meses en los cuales no hay colegio, y los organizadores se sacan un dinero, que nunca viene mal.

El problema es que, la mayoría de esos campamentos -sino todos, al menos todos los que he visto- apenas se diferenciarían de cualquier otro campamento secular organizado por cualquier asociación de lo más pintoresca. Campamentos que podrían ser aprovechados para la salvación, la catequesis, y el crecimiento espiritual de los muchachos, son la mayoría de las veces usados simplemente para fiestas, comilonas, excursiones, bailes, "ligoteos", escarceos, gamberradas y actividades parecidas con el único fin de "matar el tiempo", lo cual no está mal, pero ¿qué diferencia, entonces, un campamento organizado por unos religiosos, de otro cualquiera? En muchos de los casos, nada. No hay ninguna diferencia.

24.4.17

¿Existe el Purgatorio?


Sí, menuda pregunta, ¿verdad? ¿Quién la es capaz de responder? "Sí", "no", "sí existe en parte", "no existe pero existe algo parecido"... Nadie actualmente se aclara a este respecto, sea cualquiera la confesión religiosa o cristiana que sea, no hay tema en el que no haya más confrontación, dudas, interrogantes, e incluso abierta incoherencia.

Y más aún últimamente, donde ha cobrado fuerza una corriente de opinión que niega la existencia del purgatorio, e incluso niega el mismo infierno. Esa creencia ha partido de influencias evangélicas, que rechazan el purgatorio, y ha cobrado gran fuerza por el apoyo de algunos papas. De hecho, Benedicto XVI ha llegado a negar el mismo infierno, afirmando que tanto el purgatorio como el infierno son simplemente "estados del alma". Ahora bien, ¿cómo se ha llegado a semejante disparate? Para entenderlo hay que entender qué es en lo que creen (más bien, en lo que no creen) los evangélicos y luteranos, que es de donde parte la raíz de todo esto embrollo.