Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

23.3.23

"Subida al Monte Carmelo" y "Noche Oscura", de San Juan de la Cruz, actualizada (187)




CAPÍTULO 13
Se muestran otros sabrosos efectos que obra en el alma esta oscura noche de contemplación.


1. Por este modo de inflamación podemos entender alguno de los sabrosos efectos que va ya obrando en el alma esta contemplación. Porque algunas veces, según acabamos de decir, en medio de estas oscuridades es ilustrada el alma, y luce la luz en las tinieblas (Jn.1,5), derivándose esta inteligencia mística al entendimiento, quedándose yerma la voluntad, quiero decir, sin unión actual de amor, con una serenidad y sencillez tan sutil y deleitable al sentido del alma que no se le puede poner nombre, unas veces en una manera de sentir de Dios, otras en otra distinta.

2. Algunas veces también hiere juntamente, como queda dicho, en la voluntad, y prende el amor subida, tierna y fuertemente, puesto que como ya decíamos se unen algunas veces estas dos potencias de entendimiento y voluntad. Cuando se va más purgando el entendimiento a la vez tanto más perfecta y calificadamente por tanto ellas más van pero, antes de llegar aquí, más común es sentir en la voluntad el toque de la inflamación que el entendimiento el de la inteligencia.

3. Pero aparece aquí una duda, y es: ¿por qué, pues estas potencias se van purgando a la par, se siente al inicio más comúnmente en la voluntad la inflamación y amor de la contemplación purgativa, que en el entendimiento la inteligencia de ella?

A esto se responde que aquí no impacta directamente este amor pasivo en la voluntad, puesto que la voluntad es libre, y esta inflamación de amor más es pasión de amor que acto libre de la voluntad, puesto que hiere en la sustancia del alma este calor de amor, y así mueve las afecciones pasivamente. Y por lo tanto, esta llama antes se llama pasión de amor que acto libre de la voluntad el cual, en tanto se llama acto de la voluntad en cuanto es libre. Pero, dado que estas pasiones y afecciones se reducen a la voluntad, por eso se dice que si el alma está apasionada con alguna afección lo está la voluntad, y así es la verdad dado que de esta manera se cautiva la voluntad y pierde su libertad, de manera que la lleva tras sí el ímpetu y fuerza de la pasión. Y por eso podemos decir que esta inflamación de amor es en la voluntad, esto es, inflama al apetito de la voluntad, y así ésta antes se llama, como decimos, pasión de amor que obra libre de la voluntad. Y porque la pasión receptiva del entendimiento sólo puede recibir la inteligencia desnuda y pasivamente (y esto no puede ocurrir sin estar purgado) por eso, antes que lo esté, siente el alma menos veces el toque de inteligencia y conocimiento que el de la pasión de amor. Porque para esto no es menester que la voluntad esté tan purgada respecto de las pasiones, pues que aún las pasiones la ayudan a sentir amor apasionado. [Aquí ser impulsado por la "pasión" equivale a ser o estar apasionado, según se descubre fácilmente si leemos atentamente].

4. Esta inflamación y sed de amor, por ser ya aquí del espíritu, es diferentísima de la otra que dijimos en la noche del sentido. Porque, aunque aquí el sentido también lleva su parte -puesto que no deja de participar del trabajo del espíritu-, la raíz y el vivo de la sed de amor se siente en la parte superior del alma, esto es, en el espíritu, sintiendo y entendiendo de tal manera lo que nota y la falta que le hace lo que desea, que todo el penar del sentido, aunque sin comparación es mayor que en la primera noche sensitiva, no le tiene en consideración ya que en su interior conoce una falta de un gran bien, el cual aprecia que no se puede medir con nada [Nótese que resulta equivalente el espíritu a lo que en otras partes San Juan de la Cruz llama "fondo", "íntimo del alma" y también "sustancia"].







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