Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

5.10.19

La Escuela del Sagrado Corazón de Jesús: 6. La confesión


Quien más ha recibido debe amar más, debe concebir un pesar más grande de las menores faltas cometidas contra su divino Bienhechor, y debe purificarse lo más pronto posible; nunca se recomendará bastante a los devotos adoradores que se confiesen cada poco tiempo, según les aconseje su confesor, a poder ser cada mes.

Debemos excitarnos a una viva contrición de nuestras faltas, confesarlas humildemente, y esforzarnos cada día en que sean menos numerosas y más ligeras.





ORATORIO CARMELITANO



Importa sobre todo aplicarse a corregir el defecto dominante; es necesario perseguirlo sin piedad hasta desarraigarlo del corazón por completo.

Al acusarnos de las faltas, manifestaremos ingenuamente, con franqueza, su miseria, pero sin enredarse en escrúpulos que ahogan el verdadero amor de Dios. Debemos obedecer ciegamente a nuestro director espiritual: ocupa el lugar de Jesucristo. Debemos ser dóciles como un niño. San Francisco de Sales decía: "Un alma de veras obediente nunca se ha condenado; no tiene que dar cuenta de lo que se le mande". Escuchemos por tanto fielmente, y recibamos todo lo que se nos diga en el santo tribunal de la Penitencia como venido del mismo Corazón amantísimo de Nuestro Señor.

En el momento de recibir la absolución, abracemos en espíritu el pie de la Cruz, y recibamos la preciosísima Sangre de la herida del sagrado Corazón, ofreciéndola a Dios en expiación de nuestros pecados, y retirémonos en paz, con el propósito firme de no ofender más a este Corazón tan misericordioso y compasivo, que acaba de perdonarnos una vez más nuestras muchas culpas.